El secreto para vivir en armonía: tener en cuenta los valores de los demás
Los valores son creencias globales con las que nos sentimos fuertemente identificados y que nos permiten relacionarnos con el mundo, pensando y sintiendo que actuamos de forma adecuada (o inadecuada, depende del caso).
Si
se detuviera cinco segundos a pensar en sus valores principales, ¿qué
palabras acudirían a su mente? En algunos casos es la libertad, en otros
el respeto, también he escuchado en ocasiones la amabilidad. Recuerde
el primer valor que ha pensado, probablemente es con el que más
identificado se sienta, que se trate de uno de los valores que están
presentes en varias de sus decisiones más importantes ¿Qué significado
tiene para usted ese valor? Y, ¿cree que para su vecino, su compañero de
trabajo, su jefe o su compañero de vida tiene exactamente el mismo
significado? Muy probablemente no, al igual que cada ser humano es diferente y único, también lo son su sistema de valores.
¿Cómo
podemos relacionarnos como sociedad si no compartimos unos valores
fundamentales? Ahí estriba uno de los grandes desafíos en el desarrollo
de la ciudadanía, lo que para uno es libertad, es muy probable que para otro no lo sea
y que su música alta a ciertas horas, para uno sea inadecuada, mientras
que para el otro es una expresión de su derecho a elegir cómo disfrutar
de su casa.
Complementar valores
Es un efecto que observo como psicóloga y coach en muchos de los
equipos con los que trabajo en diferentes empresas. Recuerdo el caso de
dos miembros de un equipo que trabajaban evaluando la calidad de los
procesos de otros equipos dentro de una empresa de seguros. Cuando
llegamos a la parte en la que exploramos los valores, ambos nombraron el
“compañerismo”, sin embargo el significado que cada uno le atribuía era muy distinto.
En el primer caso, para ella el compañerismo era prestar ayuda cuando
notara que otro compañero lo necesitara. En el segundo caso, para él
significaba dejar el espacio necesario para poder trabajar bien, sin
interrumpir constantemente ante cualquier inconveniente que el otro
pudiera encontrarse.
¿Qué podemos hacer en estos casos? ¿Cómo podemos contribuir al buen
funcionamiento de estas personas? Una posible vía de trabajo es una
reunión en la que cada uno exponga su visión de las cualidades que
componen a un “buen compañero”, de esta forma permitimos que se abra un espacio de comunicación claro en el que conocer las opiniones del otro sin necesidad de juzgarlas.
Una vez lo conocemos podemos preguntarnos si existe algo de lo que el
otro ha dicho que compartamos, algo que consideremos que puede favorecer
la relación.
La armonía social
El ser humano tiene cierta tendencia a buscar la falta, la deficiencia. Nos cuesta buscar y reconocer lo que nos aporta un valor del otro,
en ocasiones simplemente porque lo damos por descontado. Darnos cuenta
de lo que un compañero nos aporta, de sus fortalezas, nos permite tener
una visión más optimista, global y realista
Valorar lo que el otro nos aporta, abrir nuestra mente a lo bueno que
el otro tiene, es una llave que abre el potencial de los equipos para
colaborar y cooperar en un entorno donde la competencia es el pan de
cada día. Con todo ello, ¿ambos comparten el mismo valor universal de
compañerismo? En absoluto, cada uno dispone de su definición y es tan
buena como la del otro pero
sólo será efectiva cuando sea en cierta medida consensuada.
No vivimos aislados, sin embargo los valores que manejamos son individuales y subjetivos, por tanto
para poder convivir con cierta armonía necesitamos conocer, comprender y adaptarnos en parte a los valores que expresan los demás.
Tras
muchos años trabajando valores con personas tremendamente diferentes y
tras muchos estudios de sociólogos, psicólogos, antropólogos, etc. que
he leído, creo (por supuesto es una creencia no una afirmación
categórica) que
los valores universales no existen, que cada
individuo forja su valores con su educación, y que su buen
funcionamiento dependerá de la armonía entre la flexibilidad, para
aceptar las aportaciones de los demás, y la confianza de mantener lo que
para él o ella es fundamental.
*Dafne Cataluña es directora
del Instituto Europeo de Psicología Positiva y profesora titular del
Curso de Experto en Psicología Positiva Aplicada. En el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid imparte cursos de formación a psicólogos.